miércoles, agosto 14, 2013

Sobre La Ley de Atracción (2)

Esther y Jerry Hicks, Las Eneseñanzas de Abraham (2006)

Hay tres Leyes Universales Eternas(...)

La primera Ley, la Ley de la Atracción, dice: todo objeto atrae aquello que se asemeja a sí
mismo. Aunque esto pueda parecer una afirmación bastante simple, define la Ley más poderosa del
Universo, una Ley que afecta a todas las cosas en todo momento. No hay nada que no esté afectado
por esta poderosa Ley.

La segunda, la Ciencia de la Creación Deliberada, dice: Aquello en lo que pienso y en lo
que creo o espero es. Resumiendo, consigues aquello en lo que estás pensando, tanto si lo quieres
como si no. La Ciencia de la Creación Deliberada es la aplicación deliberada del pensamiento, pues
si no entiendes estas Leyes y las aplicas de manera meditada, simplemente creas por defecto.

La tercera, el Arte de Permitir, dice: Yo soy lo que soy y estoy dispuesto a dejar que los
demás sean lo que son. Cuando estás dispuesto a permitir que los demás sean como son, aunque
ellos no te lo permitan, te conviertes en un Permitidor, pero no es probable que llegues a ese punto
si antes no has comprendido cómo te pasa lo que te pasa.

Sólo cuando entiendes que otra persona no puede formar parte de tu experiencia a menos que
la invites con tus pensamientos (o poniendo tu atención en ella), y que las circunstancias tampoco
pueden formar parte de tu experiencia salvo que las invites con tus pensamientos (o a través de tu
observación de las mismas), serás el Permitidor que querías ser cuando optaste por esta forma de
vida. Entender estas tres poderosas Leyes Universales y aplicarlas deliberadamente te conducirá a
una gozosa libertad en la que podrás crear tu propia vida con la exactitud que tú deseabas. Cuando
entiendas que todas las personas, circunstancias y acontecimientos llegan a tu vida porque los has
invitado a través de tu pensamiento, empezarás a vivir como pretendías cuando tomaste la decisión
de adoptar este cuerpo físico. La comprensión de la poderosa Ley de la Atracción, junto con la intención
de Crear Deliberadamente la experiencia de tu vida, te conducirá a una libertad sin igual
que sólo se puede lograr gracias a la comprensión total y la aplicación del Arte de Permitir.

(...)
Cuando empecéis a comprender —o para ser más exactos, a recordar— esta poderosa Ley de
la Atracción, las pruebas serán evidentes, porque comenzaréis a reconocer la correlación exacta
entre lo que habéis estado pensando y lo que se ha manifestado en vuestra vida. Nada aparece
porque sí en vuestra experiencia. Lo atraéis todo. Sin excepción.

Puesto que esta Ley responde a vuestros pensamientos, sería correcto decir que estáis creando
vuestra propia realidad. Todo lo que experimentáis lo atraéis gracias a que la Ley de la Atracción
responde a los pensamientos que habéis estado proyectando. Tanto si recordáis algo del pasado
como si observáis algo en el presente o imagináis el futuro, el pensamiento en que os enfocáis en
vuestro poderoso presente ha activado una vibración en vuestro interior y la Ley de la Atracción
responde ahora.

(...)
Aquello en lo que piensas es lo que empiezas a invitar a tu experiencia, sin excepción. Cuando
piensas un poco en lo que quieres, a través de la Ley de la Atracción, ese pensamiento se hace cada
vez mayor y cobra más fuerza. Cuando piensas en algo que no quieres, esa misma Ley lo atrae hacia
tí, y también se amplifica. Cuanto más se amplía ese pensamiento, más fuerza de atracción
adquiere, y por lo tanto, más seguridad hay de que recibas esa experiencia.

Cuando ves algo que te gustaría experimentar y dices: «Sí, me gustaría tener eso», gracias a la
atención que le prestas lo invitas a tu experiencia. Pero cuando ves algo que no quieres
experimentar y gritas: «No, no, ¡no quiero eso!», también lo estás invitando a entrar en tu experiencia debido a la atención que le estás prestando. En este Universo basado en la atracción, no existe la exclusión. La atención que prestas a algo hace que lo incluyas en tu vibración, y si lo mantienes en tu atención o conciencia durante el tiempo suficiente, la Ley de la Atracción lo traerá a tu experiencia, puesto que el «No» no existe en un Universo que se basa en la atracción. Tu atención te dice: « ¡Sí, tráeme esto que no quiero!»

Afortunadamente, aquí, en vuestra realidad física de tiempo-espacio, las cosas no se
manifiestan al instante. Hay una maravillosa memoria temporal entre que empiezas a pensar en algo
y el momento en que se manifiesta. Esa memoria temporal te ofrece la oportunidad de redirigir tu
atención en la dirección en que realmente quieres que se manifiesten las cosas en tu experiencia. Y
mucho antes de que suceda (de hecho, cuando pensaste por primera vez en ello) puedes saber, por
cómo te sientes, si eso que deseas se va a manifestar o no. Si sigues prestándole atención —tanto si
es algo que deseas como si no—, se manifestará en tu experiencia.

(...)
¿Y si quiero que suceda más rápido?

Debido a la Ley de la Atracción los pensamientos afines se atraen mutuamente, y cuando lo
hacen, adquieren más fuerza. Y a medida que adquieren más fuerza —y por lo tanto están más
cercanos a la manifestación—, la emoción que sientes se vuelve proporcionalmente mayor. Cuando
te enfocas en algo que deseas, mediante la Ley de la Atracción, atraes cada vez más pensamientos
respecto a ello y sientes una emoción positiva más fuerte. Puedes acelerar la creación de algo
simplemente prestándole más atención, la Ley de la Atracción se encargará del resto y te traerá la
esencia del objeto en el que estás pensando.

Nosotros definimos las palabras querer o desear del siguiente modo: enfocar tu atención o
pensar en un objeto, a la vez que experimentas una emoción positiva. Cuando prestas atención a un
tema y sólo sientes una emoción positiva respecto a él, llegará muy rápido a tu experiencia. A veces
oímos que nuestros amigos físicos pronuncian las palabras querer o desear a la vez que
experimentan dudas o miedo de que su deseo no llegue a hacerse realidad. Desde nuestra
perspectiva, no es posible desear realmente algo y sentir una emoción negativa. El deseo puro
siempre va acompañado de una emoción positiva. Quizás ésa sea la razón por la que las personas no
están de acuerdo en el uso que nosotros hacemos de estas palabras. Muchas veces arguyen que
«querer» implica una especie de carencia y se contradice en su significado, y estamos de acuerdo.

Pero el problema no está en la palabra en sí, sino en la emoción expresada al utilizarla.

Deseamos ayudaros a comprender que podéis conseguir lo que deseéis ser desde cualquier
punto departida, independientemente del lugar donde estéis o del estado en que os encontréis. Lo
más importante es entender que vuestro estado de Ser o vuestra actitud en el momento presente es la
base desde la cual atraeréis más de lo mismo. De modo que la poderosa y coherente Ley de la
Atracción responde a todo en este Universo vibratorio, uniendo a personas con vibraciones afines,
provocando situaciones con vibraciones parecidas y uniendo pensamientos con vibraciones
semejantes. De hecho, todo en vuestra vida, desde el modo en que se producen los pensamientos en
vuestras mentes hasta las personas a las que conocéis por el camino, es como ha de ser debido a la
Ley de la Atracción.

(...)
¿Cómo puedo aumentar mi poder magnético?

Los pensamientos que no van acompañados de una emoción fuerte carecen de un verdadero
poder magnético. En otras palabras, aunque todo pensamiento tiene un potencial creativo o de
atracción magnética, los pensamientos combinados con una emoción fuerte son los más poderosos.
Sin duda, la mayoría de los pensamientos no tienen mucho poder de atracción. Más o menos
mantienen lo que ya has atraído.
¿Comprendéis ahora el valor de pasar 10 o 15 minutos al día confeccionando deliberadamente
pensamientos poderosos que evoquen una emoción grande, fuerte, apasionada y positiva para atraer
las circunstancias y acontecimientos que deseáis? (A nosotros nos parece muy valioso.)

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